domingo, 24 de junio de 2007

¿Perdimos?

México 1 - Estados Unidos 2
Ninguna novedad.

No soy fanático del futbol. Tampoco aficionado, pero he de admitir que lo disfruto en algunas ocasiones.

Hoy, la Selección Mexicana jugó contra la contraparte estadounidense la final de la Copa de Oro, en donde sufrió una gloriosa derrota. Tuve la oportunidad de ver el partido, que disfruté más por las circunstancias (un domingo de descanso en casa con la familia) que por el juego per se.

¿Gloriosa derrota? Este juego de palabras tiene su significado en el 'orgullo nacional', ese fanatismo que a veces roza con el patriotismo, y que se olvida a los noventa minutos. Más lo que dure la borrachera.

Afortunada, o más bien desafortunadamente, el futbol se ha convertido en un símbolo de identidad nacional. La futbolcracia es el pan nuestro de muchos mexicanos, por lo que es común que se sientan representados en esos once deportistas. E incluso les llamen 'México' Entonces, ¿México perdió? A mí me parece que no. Por lo menos yo no he perdido nada.


Pero finalmente, somos mexicanos, y por lo mismo nos enorgullecemos de nuestros compatriotas. Por eso nos solidarizamos con ellos. He de admitirlo, me emocionaban los goles mexicanos, y me molestaban los extranjeros. Pero esa empatía que siento no va más allá de los tiempos extras.

Segundos lugares: de esos, nadie se acuerda. Pobre México. No se logró el objetivo (aunque, tristemente, para algunos no fue así), y una vez más se confirma esa frase: la Selección Mexicana jugó como nunca, y perdió como siempre.

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